19/08/2024

Abismos en la penumbra

[...] En la penumbra de la noche, se asoman dos abismos oscuros, profundos, sin alma...[...]


Ojos que ocultan secretos, dos pozos insondables, se ocultan tras una cortina de humo, una ilusión cuidadosamente tejida, telaraña de mentiras donde las sombras se entrelazan, formando el abismo de lo no dicho. Claman un peligro sutil que el cuerpo desarma. No puedes apartar la mirada, aunque cada fibra de tu ser te grite que huyas... Es como sí tuvieran un poder hipnótico, una atracción fatal que te envuelve en una niebla de incertidumbre y temor. 

A la luz, pudieran parecer ojos inofensivos, casi encantadores. Pero detrás de esa fachada, se esconde un vacío insondable, un hambre que nunca se sacia. En la penumbra, la verdad se hace visible envuelta en una niebla de engaños, una figura emerge de ellos... Es un depredador, acechando en la oscuridad, esperando el momento perfecto para atacar. Su mirada, te atrapa, te paraliza, sientes el frío del abismo, el terror en tu piel... 



[...] En el silencio de la habitación, las sombras danzan al compás de un susurro inaudible. Una presencia, apenas perceptible, se mueve con la delicadeza de la brisa, pero con la fuerza de una tormenta contenida. Es como el roce de una hoja contra la piel, un contacto tan ligero que casi podría negarse, pero que deja una marca indeleble[...]



Detrás de esos ojos, hay un hambre insaciable... Es un depredadorsediento de vida, de tu luz, de tu alma. Acechando a su presa en la oscuridad, esperando el momento perfecto para atacar... El miedo, un eco constante, se apodera de ti. Tus músculos se tensan, tu sangre se congela, y tu mente se disocia, un mecanismo de supervivencia, tu cuerpo te protege ante el horror que se avecina. 

El devorador se regodea en tu miedo, disfrutando cada momento de tu agonía... Quiere que te desmorones, que sufras y te rindas ante él... Cuando ya no puedes más, cuando ya crees que no queda nada de ti, te devora hasta lo más profundo de tu ser, arrancando TODO de ti. Una vez pone sus garras en ti, sientes cómo te desgarra, te asfixia, y sabes que nunca te soltará, estás atrapada. Es una sensación que va más allá de lo físico, como si tu alma misma te estuviera siendo arrebatada, desgarrada y engullida, un infierno perpetrado por un monstruo sin escrúpulos, que necesita alimentar el agujero negro que porta en su interior... Nunca se sacia. Una tortura lenta y meticulosa, diseñada para despojarte de cada fragmento de tu ser.



[...] Horrores que se entrelazaba con el alma, tejiendo una red de hilos invisibles que atrapaban la voluntad. No había cadenas, no había gritos, solo el eco de un poder que se afirmaba en el silencio, un dominio ejercido sin palabras. [...]



Cazador sin sentimientos ni empatía, desnaturaliza a su víctima, haciéndola sentir atrapada en un ciclo de dolor y desesperanza, incapaz de encontrar una salida, acabas sucumbiendo... 

Mirada cambiante, inquietante... A veces crees ver algo, una figura oscura tras la cortina, pero es tan sutil, que dudas, parte del engaño, sin duda. Un telón con poco recorrido. Hace el esfuerzo de esconder su esencia depravada. Pero no puede actuar por mucho tiempo; no sabe actuar. Lo que lleva dentro, su vacío, no lo puede ocultar. Debe alimentarlo o lo devorará por completo, obligándolo a hacer lo que más teme: verse a sí mismo. Su mirada avisa, sabe que puede ser su perdición, y el depredador se convierte en su propia víctima.



[...] Pero en la oscuridad, una chispa, la voluntad de huir, de sobrevivir. El cuerpo toma el control, se impone, y en la huida, la esperanza renace. Las cicatrices, testigos de la lucha, se cierran con costras de valentía. La resiliencia, un fuego que arde, y la víctima, ahora superviviente: -"¡VIVE!" [...]



Esos ojos... esos abismos negros... Son una ventana a una dimensión de sufrimiento y desesperación. No puedes evitar sentir que, si te quedas demasiado tiempo mirando, serás arrastrado a ese vacío, a ese abismo sin retorno. Es una sensación que te persigue, que te atormenta incluso cuando cierras los ojos. Porque sabes que esos ojos, esa mirada, siempre estarán ahí, acechando en la penumbra, esperando el momento perfecto para atraparte. Ojos negros de hambre, se alimenta de la confianza rota, reflejo del infierno... Es una advertencia silenciosa, un susurro en la oscuridad que te dice que huyas, que te alejes lo más posible. 



[...]Y en ese juego de luces y sombras, la verdad se ocultaba a plena vista, un misterio envuelto en el velo de lo cotidiano. Solo aquellos que miraran más allá de la superficie, que sintieran el peso de las miradas y la sutileza de los gestos, podrían percibir la historia no contada, la narrativa oculta en el susurro del viento. [...]



"Incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una chispa de luz que nos guía."


04/01/2024

Amor que Amo

Amo el aroma fresco de la lluvia al caer,
el susurro del viento, la brisa al amamecer.
Las risas sinceras, abrazos que dan calor
y el brillo de los ojos que transmiten amor.

Amo el lento atardecer en tonos dorados,
Y el mar que en su calma deja sueños anclados.
Las historias que se entrelazan con emoción,
Y la música que elava el alma en canción.

Amo el silencio que habla con propia voz,
las palabras amable que reconfortan el corazón.
Los libros que inspiran y dejan huella en mí, 
y el poder del perdón que libra y aligera el ser.

Amo la esperanza que siempre está presente, 
la fuerza del coraje que nunca se ausente.
Las pequeñas cosas que dan felicidad,
y el amor incondicional que es pura realidad. 

26/12/2023

La memoria del tacto


En un reino sumido en la oscuridad, donde los bosques susurraban secretos ancestrales y las montañas albergaban poderes olvidados, vivía Lysandra, una joven con un don extraordinario: la capacidad de sentir el pasado a través del tacto.


Desde su nacimiento, Lysandra fue bendecida o maldita, según cómo se mirara, con la memoria del tacto. Cada célula de su ser era un receptáculo de recuerdos ancestrales, como si el tiempo se hubiera fundido en su piel, y las experiencias pasadas renacieran en ella como una ola de emociones desbordantes.

Pero este don no era una bendición para Lysandra, sino una maldición que la llevaba a un mundo de sufrimiento constante. Cuando su piel rozaba algo cargado de memorias dolorosas, su mente se bloqueaba, y su cuerpo entero se contraía. Su respiración se detenía, su corazón parecía cesar su latido por un instante. Era como si un vórtice la arrastrara al pasado, desconectándola del presente, y no podía escapar.

Sentía un asco profundo, repulsión, miedo y terror. Cada centímetro de su piel reconocía la sombra de aquellos que habían dejado huellas dolorosas en el tejido del tiempo. Uno de esos recuerdos estaba más fresco en su piel: el toque de un ser oscuro, un agresor cuyas garras aún parecían aferrarse a su ser. Aquel ser que la había convencido de un amor falso, un ser sádico, cuya careta de ternura era una fachada para su depravación. Lysandra fue vejada, usada y mancillada por aquel monstruo, un vampiro de emociones, un destructor sin corazón ni empatía.

 

El agresor, persistente en su crueldad, continuaba atormentándola, persiguiéndola con estrategias cada vez más desesperadas. Se acercaba peligrosamente, poniendo en riesgo su integridad en todos los aspectos posibles. En un momento, logró atraparla de nuevo, como si sus manos fueran garfios afilados, y ella se encontró impotente, asfixiada por su control.

Lysandra, atrapada en el laberinto de su memoria, ansiaba escapar de aquel tormento. Pero en este mundo de magia y misterio, una esperanza surgió desde lo más profundo del bosque. Una bruja sabia y poderosa, conocida por sus conocimientos sobre el tejido del tiempo, escuchó la angustiosa llamada de Lysandra.

La sabia bruja, con sus ancestrales conjuros, tejió un hechizo de protección alrededor de Lysandra. A través de la magia ancestral, fortaleció su espíritu y le enseñó a controlar el flujo de recuerdos que la acosaban. Le mostró que su don, aunque doloroso, podía ser una herramienta para defenderse y encontrar la paz.

 

Con el tiempo, Lysandra aprendió a enfrentar los recuerdos dolorosos, a separarlos de su ser y a protegerse de aquellos que intentaban arrastrarla al abismo del pasado. Aún podía sentir, pero ya no era una prisionera de sus memorias.

El agresor, desconcertado por la resistencia de Lysandra, se encontró con una fuerza que no había anticipado. Su maldad chocó con la barrera de la valentía y la determinación de una joven que había decidido tomar las riendas de su destino.

Con el apoyo de la bruja y su nueva fuerza interior, Lysandra logró crear un escudo que repelía al monstruo, manteniéndolo alejado de su ser. Aunque los recuerdos aún tocaban su piel, ya no la atrapaban en una espiral de terror y dolor.

 

Así, con coraje y sabiduría, Lysandra transformó su maldición en una fortaleza, encontrando la libertad para vivir en el presente sin ser atormentada por los fantasmas de su pasado. Y en su viaje, se convirtió en un símbolo de esperanza para aquellos que, como ella, enfrentaban los monstruos de su memoria.

19/12/2023

Son Faro en la oscuridad


En su andar pausado,
sanadora melodía.
En cada paso,
un destello de armonía.
En la quietud de su presencia,
mi esperanza regresa.




Sienten tus latidos,
conocen tu verdad,
son consuelo y guía en la oscuridad.





Calmado corazón,
en su paz me encuentro,
risas retornan,
la serenidad me centro.




Vuelvo a sonreír,
al compás de su andar,
me regalan esperanza,
me ayudan a avanzar.

En la oscuridad,
luz refleja su brillo,
ellos son faros en mi camino.



Sin juicio, con un corazón sincero,
Son terapeutas en un lazo verdadero.
Guiando a quién sufre con su andar sereno,
los caballos curan, dan consuelo.

En la conexión con ellos encuentro mi voz,
respeto y admiración.
En su galope libre,
la libertad se revela,
vinculo ancestral que mi espíritu llena.






Bajo sus cascos,
la tierra se siente en paz.








09/12/2022

La Canción Del Fénix

 

Sabía que el día llegaría… 


Volver a ver el paisaje, pero con distintos ojos...







Tan perdida y con las alas rotas, tenía voz, pero no podía hablar. 
Incluso, ahora, me cuesta volar... 

 






Vio caer el fruto, que guardaba las semillas, paciente, desde el camino... 















Un grito que trataba de esconder, atrapado en mí, retorciéndose tan fuerte... Me devoraba por dentro…


Están guardados a fuego en mi memoria, no me dejan dormir.


Esos recuerdos, los tengo atrapados en mi cabeza, son espinas bajo mi piel. Como los cuervos que abarrotan, alborotan y destrozan las copas de los árboles... mientras que estos, sólo quieren crecer...


Llenan los silencios, viajan conmigo a través de los días...




Y, no quiero que se callen ¡No me importa quién los oiga! No me importa que se oigan... Tengo que sacarlos... En mi corazón, el trastero tapiado, estalló. Mi mente es ahora, una locura ruidosa; no me quiero rendir dentro de ella, no voy a perderme en este caos. Tomándolo con calma; constancia, determinación y tiempo; me encuentro a mí misma. Escribiendo, dibujando, paseando... El trastero se va organizando, dejando de ser una catástrofe bulliciosa, poco a poco, ya no temo.



La vida es tan solo un viaje, lleno de paisajes. Caminar sobre brasas, nadar entre tiburones... Una pequeña parte, aunque, cierto es que:


 "Nunca sabremos lo alta que es una montaña, 

sí no la miramos desde abajo."





He buscado por todas partes y nunca lo he encontrado… El porqué, nunca apareció, pero, ahora ya, no lo necesito.

Recuerdo cuando pensé en sí hice lo correcto... Hasta que no dejas de luchar, no te paras a observar y, es entonces, cuando el camino aparece ante tus ojos. Ahora estoy segura, lo hice, ella lo hizo.


No me importa estar rota, yo quiero volar…

No dejará de doler hasta que no lo intente…

Todos tienen sus platos sucios…

Sí ella fue fuerte, yo debo serlo, por ella, por mí, por nosotras...

Ya no soy quién fui, ya no estoy perdida... 

Ahora sé quién soy, y a dónde voy.



Arrojada al abismo, me defendí como pude... 
La línea se cruzó, la inocencia se perdió, y empezó la lucha...


Ahora tengo voz, como el rugido de un león;
mis alas, aunque con cicatrices, pueden volar,
y lo hacen, alcanzan el cielo. 

Las nubes son tan suaves... Me siento tan ligera como ellas, por fin...

SOY LIBRE


10/11/2022

Animal salvaje

 ¿Qué pasa cuándo sacas a un animal salvaje de su jaula, de los barrotes que, tanto, lo aprisionaban como lo protegían del mundo?


No me acuerdo de cómo se camina entre personas, sólo quiero correr, perseguir la luna hasta el amanecer y el sol hasta el ocaso, no detenerme... Como un caballo salvaje, como un tigre enrabietado. 


Que mis pies ya no sientan asfalto, tierra, grava o hierva; que mi aliento se una al viento y que me despoje de mi ropa, de mi piel, de mis tejidos y huesos; que mi corazón pueda por fin ser libre, estallando en paz, librándose del dolor que tanto lo oprime, para resurgir, cual Ave Fénix, y ser parte del mundo...


Siempre quise volar, pero me daba miedo cruzar el umbral de mi querida y acogedora jaula...












Atlantia, el templo de Atlantis

 Un lugar al que acudir cuando necesites estar solo... El lugar donde tus pensamientos se tornan tranquilos, como las aguas de un río manso, tus recuerdos sean claros como la luna llena de septiembre... Y tus temores desaparezcan arrastrados por la brisa, tan dispersos por el cielo estrellado, que se acaben disipando.

Allá donde vayas cuando estés perdido, sea real o ficticio...

 Tu refugio es.


Hace años pinté mi refugio, fue un regalo para alguien muy especial... Ella no pudo disfrutar mucho tiempo de la pintura, aunque sí disfrutar de Atlantia... Siempre que necesito tiempo, siempre que voy a mi refugio, nuestra Atlantia, ella está allí... En lo alto de las escaleras, apoyada en una de las grandes columnas del templo, me mira sonriente y me abre sus brazos... Con un simple vistazo a la pintura, y ya puedo sonreír al mundo.