[...] -La muerte castigo no ser, más bien un regalo para el malhechor que el crimen cometió... con la muerte todo se va y, paraíso o no, con ella su pecado no espiará.
No, la muerte ser la salvación para ellos... no sufren, no se les castiga, no pagan por su error. La vida es su mayor tesoro, su única posesión valiosa, sí se la quitas... daño no les harás, pues, al cometer su crimen, bien claro dejaron que este magnífico don ninguna importancia tiene en ellos.
El pago es el castigo, basado en el sufrimiento...
Así justicia se hará. [...]
"Mellizos alados"