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“Nunca perdí una hora de mi vida en aquello que no me cupiera en el corazón.” - A. Machado -
domingo, 5 de febrero de 2017
Yo las envidio a las dos
Ella la envidiaba porque tenía alas, podía volar, y la otra la envidiaba porque no las tenía, podía bailar sin tropezarse...
Las dos se envidiaban mutuamente por anhelar lo que la otra tenía... Ninguna se daba cuenta del propio don que ya poseía.
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