Primavera, tú qué la sangre altera y la vida nueva das... Nunca percibí tu presencia tanto como ahora, y aunque más efímera que en años pasados te has vuelto, disfrutaré de ti al máximo, porque siento que contigo una parte de mi florece y se hace fuerte.
Desde pequeña unida a ti por tu antojo, bellas flores pusiste en mi nuca y en mi frente, dos rosas rojas que solo se dejan ver ante tu presencia... siempre me pregunte por qué me marcaste así, y creo que ahora empiezo a entender.